Un buen mantenimiento y un uso adecuado del sistema de transmisión de nuestro automóvil aumentarán notablemente su vida útil
El sistema de transmisión del vehículo, tal como mostramos anteriormente, tiene como función enviar la potencia del motor a las ruedas motrices del automóvil para que funcione. Podemos dividirlas principalmente en dos clases: transmisiones automáticas o manuales en base a la caja de cambios que lleven instalada.
Sea cual sea, por norma general, se trata de un sistema fuerte y robusto que no suele dar fallas siempre que se le realice un mantenimiento adecuado para que las condiciones de funcionamiento sean óptimas. No obstante, el paso del tiempo y la cantidad de kilómetros siempre conllevan un desgaste especialmente notable en sus piezas móviles.
Las juntas y árboles de transmisión al estar más desprotegidos, pueden agarrotarse por lo que en las revisiones hay que prestarles una especial atención. Cuando las averías se acumulan, reemplazar la transmisión del vehículo es una tarea relativamente sencilla al llevar los distintos elementos unidos como una sola pieza, pues el coste suele ser similar y resulta más fiable sustituir el conjunto que cada elemento por separado.
Entre los mejores consejos que podemos seguir para alargar su vida útil y no enfrentarnos a esta situación se encuentran:
- Cambiar el aceite de la transmisión según las indicaciones del libro de mantenimiento que dicta el fabricante; aproximadamente cada 50.000 kilómetros.
- Para no precipitar el desgaste y someter la transmisión a grandes esfuerzos lo ideal es no cargar nunca en exceso el vehículo y mantener en buen estado los neumáticos, usando siempre ruedas similares y bien calibradas.
- Prevenir el recalentamiento de la transmisión es posible gracias al buen funcionamiento del sistema de refrigeración. No olvides mantenerlo a punto.
- Ante una transmisión manual, procuraremos no abusar del embrague para que desgaste en exceso los rodamientos, aunque cuando lo usemos es necesario pisar siempre a fondo para evitar crujidos o forzar el sistema. También es necesario comprobar el estado del aceite de la caja de cambios reemplazándolo cada 25.000kms.
- Si por el contrario, la transmisión es automática, procuraremos ser cautelosos ante posibles patinajes sobre barro o casos de aquaplaning, que producen un recalentamiento peligroso del sistema. Tampoco debemos estar en cambio con el vehículo detenido mucho tiempo para que no sube la temperatura del aceite.
Estos consejos, así como la información que os ofrecemos sobre las averías del sistema de transmisión, nunca pretenden reemplazar la labor de un profesional, sino acercarnos para conocer mejor el funcionamiento de nuestro vehículo, por ello, cuando sintamos que la transmisión patina o presenta grandes irregularidades, lo ideal es acudir de inmediato a un taller de confianza para que no se agrave el problema.
Averías más comunes del sistema de transmisión
Detectar a tiempo una avería en el sistema de transmisión puede resultar clave para la vida útil de nuestro automóvil, por tanto, vamos a indicar unas pequeñas pautas que nos ayuden a reconocer que está fallando en la transmisión del vehículo:
Si escuchamos un ruido metálico cuando giramos para cambiar de dirección, es probable que la junta de ese lado esté desgastada y ahora el anclaje tenga holguras por lo que debería ser reemplazada. En las revisiones periódicas anuales de este sistema es recomendable comprobar el estado de los guardapolvos, ya que de éstos depende que las juntas se mantengan limpias y bien engrasadas. Sustituirlos puede costar unos 20 euros más una hora de mano de obra.
Si las vibraciones las sentimos cuando vamos en línea recta, especialmente cuando aceleramos o deceleramos con brusquedad, es probable que nos encontremos ante un caso de desequilibrio del palier, también llamado semiárbol de transmisión. Tal como comentamos al principio, el coste de sustituir la junta o el palier es muy similar, así que es preferible cambiar el bloque entero. El coste irá de los 150 euros en adelante y no más de dos horas de mano de obra por lo general, ya que vienen previamente montados.
Estos dos casos son más habituales cuando se trata de vehículos con tracción trasera.
En general, los zumbidos al detener el vehículo o al acelerar así como una falta de estabilidad en el sistema, denotan problemas en el diferencial, bien porque se hayan desgastado los rodamientos o bien porque el conjunto diferencial se haya desajustado, por lo que no debemos dudar en acudir a nuestro mecánico.
Por otro lado, si nos fijamos en la caja de velocidades, cuando ésta es automática, si vemos que patina en todas las marchas o le cuesta acelerar, lo ideal es revisar si el nivel de aceite se encuentra por debajo del mínimo y reponerlo.
Esperamos que estos consejos os sean de utilidad y que sirvan para que mantengáis en buen estado el sistema de transmisión de vuestro vehículo.